Procesos Creativos
- Un Ginkgo en el Sur de América
Nacimiento de las melodías de Ginkgo.
Por Franco Dionigi
PRIMEROS PASOS
El primer recuerdo musical que tengo es de pequeño en la casa de mis abuelos, mi tío tocando un piano vertical. No podía creer que ese sonido emergiera desde allí. La música era una atmósfera que te envolvía y te elevaba, no lo podía comprender en ese entonces, era la emoción que me generaba esa música: Adiós al piano de Beethoven.
Algo similar ocurría en las esquinas de 7 y 532 (ciudad de La Plata, Argentina) cuando el semáforo se ponía en rojo y los artistas callejeros tocaban, con el bandoneón en los brazos, algún tango. Yo creía que hacían de cuenta que tocaban, como si fuera «playback», y que en realidad la música estaba grabada, y el bandoneín era un parlante disfrazado de instrumento.
Años más tarde quise aprender esa música que tocaba mi tío, encontré la partitura (había libros dentro del banco del piano) y comencé a leerla. En ese entonces (mi comienzo como músico fue autodidacta) avanzaba en una línea de la cual no tenía parámetro. Iba bastante bien con la obra (manijeaba mucho) hasta que apareció una parte donde no pude continuarla, tenía que tocar unos acordes con mano izquierda pero las posiciones eran muy amplias y no me daba la mano, y la otra la tenía ocupada. No pude seguir. Fue ahí cuando me decidí a estudiar con profesor y en un conservatorio.
Al tiempo estudiar formalmente, aprendí que ese símbolo, que aparecía antes de ese acorde que no pude tocar, era el de un arpegio (una línea vertical con ondulaciones), pero fui por otro camino, no tenía tanto interés en seguir con esa música, sino que yo quería inventar una y poder generar la propia emoción que me generó oír esa escena.
GINKO
No es una obra conceptual, es decir, que a partir de un concepto generé una producción, sino que me decidí a recopilar las composiciones que fui haciendo durante todos esos años, tarea que fue muy difícil, la de nombrar a muchos momentos de la vida.
Durante un otoño salía a caminar muy seguido por el bosque de La Plata, cerca del Museo de Ciencias Naturales hay una calle llena de Ginkgos y para esa época están radiantes con su amarillo hipnótico. A partir de ese momento les empecé a prestar atención: observar y aprender de ellos.
Le preguntamos a un hombre que estaba fotografiándolos: ¿cómo se llamaban esos árboles? Fue ahí que escuche por primera vez el nombre de Ginkgo Biloba. El gentil hombre nos contó más sobre ellos, en especial, que habían sido el único árbol que creció en Hiroshima después de la bomba atómica. El mensaje fue claro. Al rato de seguir caminando quise recordar el nombre y me salió Ginkga Bilobi (cambiándole el género) situación que fue producto de una risa descomunal, así que ese primer acercamiento lo recuerdo como un buen momento.
Pasado el tiempo encontré similitudes entre el ciclo de estos prehistóricos árboles y el proceso de composición.
En otoño, los Gingko son hermosos, llama la atención su esplendor amarillento, propio de un poema. Luego largan unos frutos que producen un olor horrible, y esa belleza, la cual pareciera no perder su encanto jamás, se ve invadida por ese olor horrible que hace alejarse de ellos. Más tarde, quedan pelados, es decir, sueltan lo viejo. Y vuelven a brotar, y en verano son un árbol más, pasan desapercibidos sin que nada ocurra. Y así …
Hay algo en el proceso de componer muy similar a este de los Ginkgos: a veces no aparece una idea, o se dan vueltas en círculo, pero otras, el círculo se convierte en espiral y todo fluye en dirección a concretar algo y avanzar a lo siguiente.
Además, el Gingko es un árbol muy noble, tiene una postura impecable: su tronco confluye en una rama principal que va en línea recta hacia el cielo, similar a la postura de un bailarín de tango, el eje perfecto; los talones alineados con los isquiones, de esto me di cuenta mucho tiempo luego de grabar el disco, por eso sigo observando cosas nuevas en ellos.
De ahí la elección no solo del nombre del disco, sino de la recopilación de muchas etapas de mi vida.
USHUAIA
En el verano del 2020, luego de la pandemia más pesada, como cualquier persona, tuve más ganas de viajar que nunca y fui a visitar a mi querido y admirado amigo Juan Sueyro que en ese momento vivía en Ushuaia.
Durante mi estadía en su casa (alrededor de 10 días) me enamoré de esas tierras sureñas de latinoamérica y pude ver desde muy cerca el proceso de grabación de su disco, «Oráculo». Además conocí a otra música increíble de allá que es Lucía Boffo quien también estaba haciendo su disco «Nómade» . Juan Sueyro grabo varias de esas músicas y pude presenciar todo ese proceso.
A consecuencia de todo esto, que me genero una emoción muy profunda, decidí llevarme algo de todo aquello que estaba vivenciando y compuse el primer tema del disco titulado: «Ushuaia», en el fin del mundo …
CANCIÓN DE AMOR
El amor se mueve de una forma misteriosa realmente, a veces cambiando sin que podamos hacer nada para evitarlo, más que aceptar ese movimiento y aprender de él. Cada vez tengo más preguntas que repuestas sobre el tema. Pero, en fin, creo que crecer se trata de eso.
El día que conocí a quien fue una de mis parejas, nos habíamos juntado a tocar (un primero de mayo) y fue realmente un flechazo. Al día siguiente prendo el celular y me había mandado un link con una canción llamada Love Song de Tigran Hamasian para tocarla la próxima vez que nos juntemos, ese mismo día me la aprendí! Más tarde, al momento de componer, quise registrar todo eso que me estaba pasando con esta segunda canción del disco. En ese entonces estaba explorando la escala por tonos y de ahí los acordes aumentados, eso me dió el pie para comenzar. Esa escala tiene la sonoridad de ensueños o enamoramiento y retrataba muy bien lo que vivía. Así nació.
DESPUÉS, AQUÍ
Es una canción que hice para tocar especialmente con Ana Archetti. Si bien nunca estudié formalmente con ella, creo que es de las personas de las que más he aprendido y tuve la suerte de tocar durante años junto a ella. Ana interpretaba mis composiciones en Albur, un grupo en el que tocábamos. Así que la canción es el registro de todo el cariño hacia ella. Compuesta la melodía con arpegios de triadas únicamente, y con una llevada de bolero. El nombre confieso que se lo robé a una canción del Mono Fontana, pero di vuelta las palabras por si es que alguna vez lo escucha.
SORPRESA
Es una música que hice para tocar con Joana Queiroz, una de las más talentosas compositoras actuales de Brasil.
Resulta que una vez me llaman por teléfono preguntándome si Joana Queiroz y Sebastián Macchi podían ensayar en mi casa, estaban buscando un lugar ya que iban a tocar a dúo e íbamos a compartir esa fecha con Albur el grupo en el que, por ese entonces, tocaba. Ellos son dos de mis mayores referentes musicales, de hecho estaba estudiando una música de Joana, así que aproveché la ocasión y compuse Sorpresa para tocarla con ellos.
Luego de su ensayo le dije a Joana que había hecho una música para que toquemos y le pase una partitura en concert (DO), ni siquiera la había transportando para clarinete y la leyó a primera vista como si nada, de hecho improvisó maravillosamente habiéndola leído una sola vez.
LARA
El día que tocamos con Joana quieroz y Seba Macchi también tuve otro toque más temprano para una muestra de la Escuela de Arte de Berisso, lugar donde me formé y gradué. Iba a tocar dos composiciones mías en un tremendo piano de cola. Quise ir acompañado e invité a una música que admiraba muchísimo y que cantaba con un estilo que estaba descubriendo en ese entonces. Su forma de cantar era como si fuera una flauta o un clarinete, no era la forma de cantar habitual, no era con texto o letra. Estaba realmente admirado con ese tipo de canto, en ese entonces al estilo de Tatiana Parra, y Lara Alarcón lo hacía muy bien, así que la invité, se copó y sonó esa música que formaría parte del disco. Debo reconocer que ese fue un gran día.
ESPERANDO A QUIEN SE QUIERE
Durante el confinamiento surgió esta composición, no está dedicada a nadie especialmente, pero si a los encuentros en general y al deseo de que toda esa situación terminara y poder volver a encontrarse con los vínculos queridos.
Hay un tema de Carlos «Negro» Aguirre titulado «La Espera». En la descripción de su disco físico aparecen las letras de cada canción, pero como ese tema es instrumental, su descripción, sólo decía: Esperando a quien se quiere. Su sugerencia se adaptaba perfectamente a lo que necesitaba la canción. Un día en que pasó una estrella fugaz nos volvimos a encontrar con los seres queridos. La melodía está inspirada musicalmente en un tema de Leo Genovese que se llama «Haiku 11″, músicas que me inspiraron muchísimo para hacer esto.
Cabe agregar que todo este sueño de hacer mi primer disco fue gracias al apoyo inconmensurable de mis seres queridos, la familia y los amigos. Gracias a ellos que regaron del «Ginkgo».
Proyectos Musicales
PROCESOS CREATIVOS es un un espacio de libre escritura para que los músicos puedan compartir reflexiones, sentires e historias que los llevaron a componer y crear sus temas, obras, canciones.
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